Nevado no es solo un perro, un gato o cualquier ser con nombre de especie. Nevado fue, es y será el amor de mi vida. Su partida física me dejó rota, confundida, invisible ante un mundo que muchas veces no entiende que el dolor por un animal también puede ser devastador, paralizante, desgarrador.
Esta página nace de ese dolor. Pero también del amor. De una necesidad visceral de honrar su vida, su presencia, su alma que sigue conmigo. Y de acompañar a otras personas que, como yo, han sentido que el mundo se les desmorona cuando su compañero animal ya no está físicamente.
Aquí tu dolor es válido. Tu amor es eterno. Y mereces un espacio seguro donde tu duelo tenga voz.
Cuando el alma se rompe y el mundo no lo entiende
Nevado llegó a mi vida para cambiarlo todo. Yo no sabía lo que era el amor de verdad hasta que lo conocí a él. No es solo mi compañero: es mi maestro, mi refugio, mi hogar. Con su mirada me hablaba desde el principio, con su presencia me sostenía. No era necesario hablar cuando estaba él. Bastaba con sentir. Y todo esto sigue pasando, porque para mí es presente. El amor nunca termina.
El día de su partida física, algo dentro de mí se rompió. No fue solo su cuerpo el que se fue. Fue una parte de mi alma la que se apagó. Sentí una soledad que nunca imaginé, un vacío imposible de llenar. Y, al mismo tiempo, una conexión que sigue viva, tan viva como el amor que nos unió.
Lo que más dolía, además de su ausencia física, era la incomprensión social. "Era solo un animal", "¿Todavía sigues en duelo?", son frases que he tenido que escuchar mucho en los últimos tiempos. Como si no supieran que fue mi todo, muchos de los que lo sabían no estuvieron y ahora agradezco que ya no estén. Como si no entendieran que hay amores que no se explican con palabras ni se enmarcan en lo que la sociedad considera "normal".
No creo en el concepto de duelo animal porque el duelo es por un ser querido, nadie puede apoderarse de tu duelo, juzgarlo, ni hacerte sentir mal. Yo he pasado por esto, además de la noria de emociones diaria. Días horribles en los que sientes culpa, tristeza, ansiedad, irá...o casi todo a la vez.
Uno de los mayores golpes que recibí durante mi duelo por Nevado no vino solo de su partida física. Vino después. Vino de la falta de comprensión, de acompañamiento, de humanidad... incluso por parte de quienes, en teoría, están preparados para sostener emocionalmente a otros.
Esperaba empatía. Esperaba validación. Pero muchas veces encontré silencio, indiferencia, o respuestas vacías del tipo: "necesitas distraerte", "adopta otro", "es un duelo menor". Lo escuché de profesionales... personas con formación en duelo, sí, pero sin conciencia del vínculo profundo que puede existir entre un ser humano y su compañero animal.
Y sin embargo, no guardo rencor. Solo una firme determinación: transformar esa decepción en acción. En formación. En conciencia. En acompañamiento real. Porque el dolor no se mide por especie. Porque el amor no tiene categorías.
Y porque tú mereces un espacio seguro para vivir tu duelo.
Sin minimizar. Sin juicio.
Con alma. Con verdad.
Acompañamiento en el duelo animal
Después de vivir este duelo en carne viva, de gritar en silencio, de buscar respuestas, de abrazar mi dolor... entendí que quiero y necesito ayudar a otros. Porque si tú también estás llorando por tu compañero, mereces que alguien te mire a los ojos y te diga: entiendo tu dolor. No estás exagerando. Tu amor es real. Tu duelo importa.
Desde mi experiencia, y desde mi formación profesional, te ofrezco un espacio para:
Validar tu duelo sin juicio.
Acompañarte emocionalmente y darte a conocer las fases, emociones, todo aquello que aparece en un duelo, aunque cada proceso es sagrado e individual.
Crear rituales significativos para honrar su vida.
No me escucharás hablar de soltar, dejar ir, olvidar. Para mí la palabra es integrar.
Conectar con tu amor sin olvidar, sin minimizar.
Porque el duelo animal no es un tema menor. Es una herida del alma. Y aquí hay un lugar para sanarla.
Nevado sigue aquí. No con su cuerpo, pero sí con su luz, con su alma, con su esencia.
Su ausencia física no ha sido el final, sino el comienzo de una nueva forma de amarle. Él es mi motor para crear este espacio. Él es mi inspiración diaria. Él me empuja a transformar mi dolor en acompañamiento.
En cada cosa que hago está presente. Mi propósito de vida es su legado, mostrar sus enseñanzas, el amor que me ha dado tan puro e incondicional con el deseo de que el mundo sea un poco más feliz.
Cada palabra de esta página es para ti, Nevado.
Cada persona que encuentre consuelo aquí, será parte de tu legado.
Gracias por amarme como solo tú sabes.
Gracias por enseñarme que el amor verdadero no muere: se transforma.
Si estás en duelo por tu compañero animal, quiero que sepas que este es un lugar para ti. No puedo prometerte que el dolor se irá rápido, pero sí que aquí vas a encontrar comprensión. Y sobre todo, respeto por el amor que os une.